El ladrido de los perros es único e implica una forma particular de comunicarse con el mundo. A pesar de esto, hay algunos peludos que simplemente no parecen tener un botón de "apagar" para sus ladridos, y esto se puede convertir en un pequeño gran problema.
Primero que todo debemos comprender que hay razas que por genética tienden a ladrar más que otras, como los Beagle, los Schnauzer y la familia de los Terrier.
A continuación debemos identificar las causas de los ladridos. Entre las más comunes se encuentran los siguientes:
- Ladridos por necesidades básicas: por alimentación, hidratación, higiene y sueño.
- Ladridos de atención: para socializar, jugar o pasear con ellos.
- Ladridos de alerta: cuando algo o alguien le asusta o le parece amenazante.
- Ladridos emocionales: como los chillidos de tristeza, miedo o los ladridos cortos de entusiasmo.
Una vez identificada la causa y habiendo satisfecho sus necesidades podrás evaluar si realmente tu perro presenta ladridos excesivos.
Para extinguir la conducta de ladrido excesivo deberás trabajar en base a empatar la conducta de silencio con algo agradable de forma repetida y congruente.
Cuando tu perro comience a ladrar de forma excesiva debes distraerlo con un juguete con o sin sonido. Una vez tu perro guarde unos segundos de silencio debes premiarlo con caricias o alimento. Justo antes de premiarlo puedes decir la palabra "cállate", "silencio" o "shhhh". Esto ayudará a que tu mascota incorpore esa palabra como orden del silencio.
Recuerda que la clave es la consistencia y la paciencia. Trata a tu perro con amor y ayúdalo a superar su problema siempre desde el cariño.
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